De partida el día anterior nos enteramos que uno de los cinco candidatos, se bajaba de la carrera: ni más ni menos que Alejandro Navarro. Algunos dicen que firmas, otros que para apoyar a otro candidato… bueno, quizá se dio cuenta que no iba a llegar a ningún lado.
En cuanto al debate en sí, pienso que por fin le subió el pelo a la campaña. Hasta ahora, sólo se lanzaban excremento, pero ahora aparecieron ideas y proyectos para sus eventuales gobiernos.
Destacaron planes para salud, educación, justicia y seguridad. Se recalcó el tema de la igualdad y de más oportunidades. Que realmente todos nos sintamos integrados en nuestro país, que seamos parte del Chile del Bicentenario.
Sin embargo, también hubo pleito. MEO silenciosamente le tiraba palos a los candidatos “grandes”, entre ellos, el transparentar sus gastos. Arrate también lanzó uno que otro. El gran round fue de Frei y Piñera, donde el primero le sacó en cara a SP que no es bien visto por Transparencia Internacional, y el segundo le lanza de vuelta que nadie conoce las inversiones de EF.
Para mí, los ganadores fueron Marco Enríquez-Ominami y Jorge Arrate. Sus ideas fueron claras, tratando de cautivar a los votantes, y tienen ya preparados varios proyectos de ley. Además, no tenían nada que perder. Quienes salieron perjudicados fueron Sebastián Piñera y Eduardo Frei, ya que, aunque tenían proyectos interesantes, se les notó lo nerviosos, hubo falsedades, y la guerra sucia no vale.
Me imagino, y casi aseguro, que la próxima encuesta (CEP u otra) nos dará sorpresas. Aunque la que realmente importa es la elección de diciembre. Ahí se define todo.